Guerrero busca “explorar la fragilidad de la vida” de quienes se encuentran en la frontera y evidenciar la humanidad fundamental de estos refugiados. La naturaleza de su arte en sí trabaja para hacer visceralmente clara la vulnerabilidad de los refugiados, ya que el vidrio por su naturaleza implica una sensación de fragilidad. Ha exhibido esculturas individuales, junto con cartas, ropa y audiovisuales, que representan cómo los refugiados vivieron el cruce de la frontera, incluidas las circunstancias en sus países de origen que los llevaron a migrar y las experiencias de separación y detención.