Mis obras llevan implícitas la suma de elementos como la luz, efectos ópticos, color, etc., necesita constancia hasta verlas acabadas requieren de un esfuerzo físico. El trabajo del vidrio en frío me permite dedicarle un tiempo, aplicarle el color como si de un lienzo se tratara. En el fondo es aunar lo pictórico con lo escultórico, mediante un material como el vidrio, pero siempre dejando que el vidrio sea reconocible, se identifique y se dignifique. Pero todo en uno para desarrollar volumen.
De todos estos aspectos, ninguno predomina por encima del resto, sino que más bien se complementan de manera equilibrada. Cada pieza tiene su propio misterio, su propia expresividad, y según observo la reacción del espectador al ver mi obra, encuentro que cada obra tiene múltiples lecturas y mil maneras de mirarla, de rotarla, de hacer a la luz jugar en ella y crear espacios interiores que dialogan con el exterior. Se trata de algo “uno y múltiple” por los variados puntos de vista y aspectos que adquiere la pieza. Según la termino, la observo, dialogo, e ideo una nueva que amplíe las posibilidades.
La relación con mi obra es esa, desde el momento de los bocetos previos, dialogo con ella, la desarrollo, le doy forma, veo cómo abordarla y cómo se comporta. Luego una pieza me lleva a otra, a otra… Empecé con el vidrio hace ya tiempo, y quizás porque sea algo propio del material, planteo valores en mi obra que perduren.
